Salva tu alma ..........es URGENTE
Esto lo dice Jesus a un sacerdote :
SATANAS, EL MALIGNO
Hijo mío, cuando Yo entro en un alma vibra la fe, arde el
Esto lo dice Jesus a un sacerdote :
SATANAS, EL MALIGNO
Hijo mío, cuando Yo entro en un alma vibra la fe, arde el
amor y la esperanza es viva.
Pero cuando en un alma está adormecida la Vida divina,
entonces hay quien es corroído por la envidia, los celos y el
odio y con malas artes busca y encuentra el modo de arrojar
agua sobre el fuego del amor.
Si el amor se puede comparar con un brasero ardiente, tú
sabes el efecto que produce el agua arrojada sobre él: apaga
el fuego, atenúa el calor, levanta una columna de denso
vapor, y no deja más que carbones negros.
Esto le sucede en el alma ardiente de amor cuando está bajo
la acción de Satanás, si no se sabe salvaguardar de la
pérfida acción de él.
Del amor y del fuego que le arde en el corazón, del calor y
de la luz no queda ya nada. Una nube de humo envuelve al
alma, carbones negros, porque negra se ha vuelto el alma
bajo la acción del pecado.
Hoy, hijo son pocas las almas que tienen conciencia de las
peligrosas astucias y artes del Maligno porque en él ya nadie
cree y de él (excepción hecha de pocos), nadie se preocupa
de defenderse. Así el Maligno puede cosechar numerosas
víctimas incluso entre mis sacerdotes.
La ignorancia de quien no cree, las lagunas de la fe, la falta
de entrenamiento en la lucha, la inexperiencia y el abandono
total de los medios de defensa, señala a favor del enemigo
numerosísimas victorias.
¡Pobres almas inexpertas y no solo de simples fieles sino
también de muchos ministros míos! Estos por el carácter
impreso en sus almas, por la potencia con la cual han sido
dotados, por la autoridad que los reviste, deberían conducir
las tropas de militantes a espléndidas y fulgurantes victorias
contra Satanás y sus tenebrosas legiones diabólicas.
¿Qué hacer para defenderse?
Creer en la existencia del Enemigo. Si muchos militantes y
con ellos no pocos sacerdotes no creen en él no pueden
combatirlo.
Conocer la potencia y la fuerza del Enemigo y conocer
también la propia fuerza y la propia potencia.
Conocer sus métodos de lucha, sus astucias sus seducciones.
Al mismo tiempo ser conscientes de los propios medios de
lucha y querer usarlos.
Es claro que si uno ignora la emboscada que el enemigo le
ha tendido, no puede guardarse de ella, no puede
defenderse. Al contrario si uno tiene conocimiento de ello,
prudentemente toma sus precauciones y no solo se prepara
a la defensa, sino se predispone a atacar.
El más grande enemigo
Hoy, hijo, la casi totalidad de los cristianos ignora a su más
grande enemigo: Satanás y sus diabólicas legiones.
Ignoran al que quiere su ruina eterna: ignoran la inmensidad
del mal que Satanás les hace; en cuya comparación, las más
grandes y graves desventuras humanas son una nada.
Ignoran que se trata de la única cosa importante en la vida:
la salvación de la propia alma.
* Del libro :TU SABES QUE YO TE AMO -
Mons. Ottavio Michelini - 1975